ENDEMICIDAD | ||
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Canarias | Género | No |
Especie | No | |
Subespecie | - | |
Macaronesia | Género | No |
Especie | No | |
Subespecie | - |
Distribución en Canarias |
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Lagarto adulto de grandes dimensiones de más de 1,5m hasta los 2m, y con un peso entre los 4 y 6 kg, alcanzando hasta 8kg. Cabeza angosta, hocico redondeado en vista dorsal y truncado en vista lateral; ojos grandes con pupilas verticalmente elípticas; brazos robustos y poderosos con dedos provistos de uñas muy fuertes; pliegue gular conspícuamente grande en machos adultos y con escamas triangulares en bordes dando apariencia de sierra. En la base de la cabeza inicia una fila de escamas anchas y alargadas que se prolonga en la parte medio dorsal sobre cuerpo y cola. A los lados de la cabeza, presenta un escudo circular alargado. Comúnmente con tubérculos de espinas alargadas a los lados del cuello. Aunque se llaman iguanas verdes, estos animales son de color variable. Los adultos se vuelven más uniformes en color con la edad, mientras que los jóvenes pueden aparecer más manchados o con bandas entre el verde y el marrón. El color de un individuo también puede variar según su estado de ánimo, temperatura, salud o estado social (Gingell, 2005).
Introducido Seguro Invasor (ISI)
Originaria de Centro y Sur América, su área de distribución natural se extiende sobre una gran área geográfica, desde el sur de Brasil, Paraguay y Bolivia hasta el sur de México e islas del Caribe (Granada, Curazao, Trinidad y Tobago, Santa Lucía, San Vicente y Utila) (Rando, 2016).
La iguana verde fuera de su distribución natural se ha podido informar de poblaciones establecidas: Anguila, Antigua y Barbuda, Bahamas, Islas Vírgenes Británicas, Islas Caimán, Guadalupe, Martinica, Nicaragua, Panamá, Antillas Holandesas, Puerto Rico, República Dominicana, Santa Lucía, Fiyi, San Martín (parte francesa), Islas Turcas y Caicos, Italia, Estados Unidos (Hawai, Texas y Florida), Israel y Japón (GISD, 2010; CABI, 2020).
En la isla de Tenerife se tuvo conocimiento durante al menos entre 1996 - 2001 de una población reproductora en la zona entre Barranco Hondo, Radazul y Tabaiba (Pleguezuelos, 2002).
Las iguanas verdes son principalmente herbívoras. Ocasionalmente comen una pequeña cantidad de carroña o invertebrados. Las plantas de hojas verdes o las frutas maduras son sus alimentos preferidos. Las iguanas verdes usan su lengua para ayudar a manipular la comida y muerden trozos lo suficientemente pequeños como para tragar, sin masticar o masticar poco. La microflora es esencial para la digestión intestinal de la dieta difícil de digerir de esta especie. Las iguanas recién nacidas tienden a comer las heces de los adultos, lo que puede ser una adaptación para adquirir esta microflora tan necesaria. Esta microflora descompone la comida y la deja disponible para su absorción. Las iguanas requieren una gran cantidad de proteína en la dieta durante los primeros dos o tres años para un crecimiento suficientemente rápido. Durante este período de tiempo, las iguanas jóvenes pueden consumir insectos y arañas. Las iguanas mayores que han alcanzado un crecimiento cercano al máximo consumen una dieta de hojas bajas en fósforo y alta en calcio para sus necesidades de mantenimiento. La temperatura corporal depende principalmente de la temperatura ambiental. Las bajas temperaturas ambientales inhiben el apetito y las enzimas digestivas de una iguana. El rango entre 25 y 35 grados centígrados es en el que se realiza la digestión. Tomar el sol es una ayuda importante para la digestión. Las iguanas pueden dejar de comer antes o durante el desprendimiento de piel. En las hembras suele disminuir el apetito durante las últimas etapas del desarrollo del huevo, al igual que puede ocurrir en situaciones estresantes (Gingell,2005).
Las iguanas verdes alcanzan la madurez sexual entre los tres y los cuatro años de edad, aunque a veces puede ocurrir un año antes o más tarde de este periodo. Las iguanas tienden a reproducirse en la estación seca, lo que garantiza que las crías eclosionen en la estación húmeda cuando hay más comida disponible. El cortejo ocurre dentro de un territorio definido donde más de una hembra puede estar presente. Los conflictos entre machos no son infrecuentes. La conducta de cortejo de los machos incluye menear la cabeza, extender y retraer la papada y acariciar o morder el cuello de la hembra. Los machos dominantes también pueden marcar rocas, ramas y hembras con una sustancia cerosa que contiene feromonas secretada por sus poros femorales. Durante el apareamiento, el macho se sube a su espalda, y le agarra la piel del hombro con los dientes. Para la cópula el macho inserta uno de sus hemipenes en su cloaca. Las hembras pueden guardar esperma durante varios años, lo que les permite fertilizar los óvulos mucho más tarde. Las hembras ponen sus huevos alrededor de 65 días después de la cópula (los huevos tardan de 59 a 84 días en desarrollarse antes de ser puestos). En el transcurso de tres días, las hembras pueden poner hasta 65 huevos, cada uno mide alrededor de 15,4 mm de diámetro y de 35 a 40 mm de longitud. Los huevos se depositan en nidos que se encuentran entre 45 cm y más de un metro de profundidad, y pueden compartirse con otras hembras si las áreas de anidación son limitadas. No hay cuidados de ninguno de los progenitores tras la puesta (De Vosjoli, 1992; Frye, 1995; Gingell, 2005).
En su localidad natural las iguanas juveniles son presas potenciales de halcones y otras aves grandes (Gingell, 2005).
En la naturaleza, la mayoría de las disputas entre iguanas tienen lugar por lugares para tomar el sol. Tomar el sol es importante para aumentar la temperatura corporal y ayudar a la digestión. Durante la temporada de reproducción, los machos se vuelven territoriales y muestran movimientos de cabeza, extensión de la papada y cambios de color. Se muerden el uno al otro. Las lesiones severas en la naturaleza son raras. Las hembras también pueden mostrar algunos de estos comportamientos cuando los sitios de anidación son limitados. Las iguanas verdes pueden viajar distancias considerables en varios casos. Las hembras migran al mismo sitio de puestas durante varios años seguidos y luego viajan de regreso a su territorio de origen una vez que ponen sus huevos. Las crías también pueden dispersarse a grandes distancias. Cuando se asustan generalmente se paralizan o se esconden. Si se ven acorraladas o las atrapan, pueden girar y girar o dar golpes en la cola. También tiene capacidad de la autotomía o dejar caer parte de su cola. Esto les da la oportunidad de escapar antes de que su depredador se dé cuenta de lo que está sucediendo. Tras este proceso traumático volverá a crecer en un año, aunque no a la longitud que tenía antes (Alberts et. al., 2004; Gingell, 2005).
La iguana es un agente potencialmente portador de salmonelosis (Woodward et al, 1997).
En la isla de Tenerife en el área de Mascotismo y núcleos zoológicos con una introducción vía Escape.
Real Decreto 216/2019, de 29 de marzo, por el que se aprueba la lista de especies exóticas invasoras preocupantes para la región ultraperiférica de las islas Canarias.
Alberts, A., R. Carter, W. Hayes, E. Martins. 2004. Iguanas: Biology and Conservation. Berkeley and Los Angeles, Californa: University of California Press. CABI, 2020. https://www.cabi.org/isc/datasheet/28477#REF-DDB-125471 Frye, F. 1995. Iguana Iguana, Guide for Successful Captive Care. Malabar, Florida: Krieger Publishing Company. De Vosjoli, P. 1992. The Green Iguana Mannual. Lakeside, California: Advanced Vivarium Systems. Gingell, F. 2005. "Iguana iguana" (On-line), Animal Diversity Web. Accessed December 28, 2020 at https://animaldiversity.org/accounts/Iguana_iguana/ GISD, 2020. http://www.iucngisd.org/gisd/speciesname/Iguana+iguana Pleguezuelos, J.M., 2002. Las especies introducidas de anfibios y reptiles. 501-532. In: Pleguezuelos, J.M., Márquez, R. & Lizana, M. (eds.), Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España. Ministerio de Medio Ambiente-Asociación Herpetológica Española. Rando,J.C., 2016. Análisis de riesgos para 45 especies de vertebrados exóticos en Canarias. Gobierno de Canarias. 402 pp. Woodward, D.L., Khakhria, R. & Johnson, W.M. 1997. Human salmonellosis associated with exotic pets. Journal of Clinical Microbiology 11(35): 2786-2790.
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