El hábitat abarca las cuevas sumergidas en el mar o abiertas a él, al menos, durante la marea alta, incluyendo las cuevas parcialmente sumergidas, cuyo interior alberga comunidades de invertebrados marinos y algas. Las cavidades marinas confieren un refugio a las especies, principalmente animales, pero además generan unas condiciones ecológicas diferenciadoras del resto del medio marino. Por un lado, en las cuevas cercanas a la costa, donde los mantos freáticos de agua dulce entran en contacto con el mar y la morfología de la oquedad proporciona un ambiente cerrado y de cierta estabilidad, los medios anquialinos favorecen el desarrollo de una fauna especializada; por otro lado, las cuevas mantienen unas condiciones fóticas que se asemejan a sectores de batimetría elevada, lo que favorece el asentamiento de comunidades de animales bentónicos de profundidad (esponjas, cnidarios, etc.) cerca de la superficie. En cualquier caso, las numerosas oquedades que presentan los veriles en las islas volcánicas adquieren similares características a las cuevas, aunque también se conocen algunos casos concretos de cuevas en los que aún se acusa más el carácter diferenciador y la sensible fragilidad del hábitat. En Canarias, el hábitat se distribuye por todas las islas, si bien son conocidos algunos ejemplos, como la cueva de Los Frailes (El Hierro), de El Infierno (La Palma), de El Obispo (La Gomera), de Los Cerebros (Tenerife), de Los Berrugatos (Gran Canaria), de Ajuy (Fuerteventura) y el túnel del Roque del Este.
Islas |
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Nombre |
Tenerife |
Gran Canaria |
El Hierro |
La Gomera |
La Palma |
Fuerteventura |
Lanzarote |