El hábitat abarca los palmerales de palmera canaria (Phoenix canariensis) tanto naturales como seminaturales existentes en las islas. Los palmerales seminaturales son, en la mayoría de los casos, producto del manejo por el hombre de muchas de las formaciones naturales existentes en el pasado. Quedan excluidos los palmerales de Phoenix dactylifera.
Los palmerales se desarrollan en los tramos inferiores de los cauces de barrancos y en derrubios de ladera, siempre sobre suelos que se presentan húmedos en buena parte o todo el año.
En los barrancos en los que no fluye el agua se localiza en su fondo, mientras que en aquellos en los que existe un flujo de agua, la ubicación de los palmerales se produce tras una primera línea de tarajales (Tamarix canariensis) o de sauzales (Salix canariensis); en ámbitos más degradados, la primera línea se encuentra ocupada por la caña brava (Arundo donax).
La comunidad del palmeral cuenta con otras especies vegetales, entre las que cabe citar el cornical (Periploca laevigata), el tasaigo (Rubia fruticosa), el balo (Plocama pendula) y el drago (Dracaena draco).
En algunas localidades los palmerales de palmera canaria se ven alterados por la presencia de la palmera datilera (Phoenix dactylifera), con resultados no exclusivamente dirigidos a la comunidad vegetal, sino también con repercusión en la descendencia por hibridación genética.
Aunque la palmera canaria se encuentra citada en todas las islas, los palmerales se localizan en las islas de La Palma, La Gomera, Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura. No obstante es en las islas de Gran Canaria y La Gomera donde presenta formaciones llamativas y en las que los palmerales seminaturales juegan un destacado papel. La palmera canaria tiene especial relevancia en la isla de La Gomera, donde juega un papel importante en la economía tradicional al constituir una materia prima para un amplio elenco de productos en el ámbito rural.